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EL FUEGO
Y
LA ESTOPA
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Leemos en Abdías 18-21:
"La casa de Jacob será fuego,
y la casa de José será llama,
y la casa de Esaú estopa,
y los quemarán y los consumirán;
ni aun resto quedará de la casa de Esaú,
porque YaHVéH lo ha dicho..".
Este pasaje habla del juicio de YaHVéH sobre Edom, el pueblo de su “anatema” (Isaías 34:5). El Talmud afirma que Edom es, en tiempos modernos, Germania o Alemania. En este sentido este pasaje de Abdías parece haberse cumplido a cabalidad con la destrucción de la Alemania nazi . En esa etapa de su historia Alemania se convirtió en el anatema de una parte importante del pueblo de Dios: la “casa de Judá” - . Y fue derrotada por la violenta reacción de las fuerzas aliadas que frustraron las pretensiones de dominio mundial de Hitler.
"Los aliados" - en este caso - fueron la "casa de Jacob", o la "casa de José", a que se refiere el pasaje. No a los judíos sino a los “hijos de Israel”/”casa de Israel"/ "Efraín", esto es: EEUU/Inglaterra y sus aliados, todos países nominalmente cristianos. Ellos - los países cristianos - son la “casa de José” o “casa de Jacob” según vimos en estudios anteriores (“¿Adonde fue Efraín?"). Ellos dieron cuenta de la Alemania nazi.
Pero 50 años después de aquella guerra atroz "Edom" significa otra cosa: el terrorismo islámico en el mundo y el terrorismo palestino en la tierra de la promesa.
Y de nuevo es el remanente de Jacob(Efraín) el llamado a ser "llama” y Edom “estopa”. Es duro decirlo así: es “políticamente incorrecto”. Pero recordemos que el evangelio es para todos a nivel personal y que aun en medio de Edom - el Islam - se predica la Palabra de salvación. Dios/Elohim - YaHVéH - extiende su misericordia a todos, a “cada criatura” sin excepción. En este sentido no hay excluidos. Pero en el plano de las naciones hay contradicciones insalvables: hay "buenos" y "malos" según se ajusten o resistan el plan de Dios/Elohim diseñado desde antes de la fundación del mundo. Y este Plan maestro tiene que cumplirse, o, lo que es lo mismo, Su Reino bendito tiene que venir a existir en un tiempo determinado, ya prefijado. Y ese tiempo - por todos los contextos - es hoy.
La guerra - y "las guerras" - en los días finales es un dato de la profecía, no es algo que dependa de nuestras opiniones o acciones. Lo que ya esta determinado es la destrucción de los enemigos de Dios/Elohim _ YaHVéH - , no el que haya paz entre las naciones, o "consenso" para usar una palabra muy transitada en estos días. Lo que está determinado es guerra, y una guerra muy dura, aunque esto no suene muy bonito.
Por lo tanto es perfectamente inútil seguir los espejismos de opiniones humanas. Mas bien es necesario - hoy mas que nunca - llenar nuestra mente con la Palabra profética, que es dura - a veces muy dura - pero veraz. Eso incluye abrir hoy nuestro corazón al próximo Rey de reyes y Señor de señores. De este modo somos incluidos en el Plan eterno del Altísimo (y seremos libres de la Ira venidera).
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En estos días el Presidente de Irán ha manifestado su voluntad de "borrar (al Estado de) Israel del mapa". Y ha avanzado un poco mas: se ha asociado al terrorismo palestino en ese afán de exterminio. Estas también son palabras duras y “políticamente incorrectas”, aunque generalmente no son tan criticadas como el bloqueo del Estado Judío sobre Gaza, por ejemplo. ¿Decimos algo muy fuerte si anunciamos que de nuevo "Edom" será “estopa” como en el caso de la Alemania nazi y "los aliados"?
El libro de Daniel nos cuenta que el principado de Persia detuvo "21 días" al ángel que venía a responder las oraciones del profeta, que inquirían por el destino de su pueblo. Y ese ángel solo pudo soltarse de las garras del poderoso principado de Persia con la ayuda del Arcángel Miguel, el poderoso guardia de ISRAEL celestial.
Y ahora el principado de Persia está de nuevo en actividad, y se ha asociado estrechamente con la religión y estrategias asesinas de Edom. De nuevo su objetivo es acabar con el pueblo del linaje de David a través del cual vino a los hombres – a todos los hombres - el "Hijo de David". Y este es el que volverá en poder y gloria como Rey de reyes y Señor de señores a poner el broche de oro de la historia - el Reino de Dios - sin que nadie pueda impedirlo. Y ya no será solo el “Hijo de David, sino el “Hijo del Hombre”, para todos los hombres.
(Ver también “Iran: la antivisión de la profecía”)
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